martes, 27 de octubre de 2009

Son las 2:27 y estoy dormida.

Historias que empiezan mal y acaban mal/historias que empiezan bien y acaban mal.
Historias muertas.
Lazos de oscuridad, sensaciones acusadas.
El equilibrio en su máximo exponente.
Humanamente necesario para el camino, pero inciertamente absurdo.
Somos guerreros en nuestro propio destino.

Las llamadas a deshora, madrugada.
Siempre traen buenos recuerdos, quizás nublados y obnubilados por sentimentalismos posteriores.
El paso del tiempo modifica nuestros sentidos y percepciones. Así nuestra forma de ver fantasmas del pasado cambia.
A pesar de todo, amo y acepto que vuelva el olor de mis vivencias. Prácticas técnicas de virtuosismo.
La veteranía se aprende a lo largo de la vida. Desde el comienzo. Ineptitud que evoluciona, supongo.

Son tan diferentes mis olores que a veces los confundo unos con otros. No sólo son olores amargos o dulces o salados.
No son sólo ácidos.
A veces la simple evocación, por muy poco que dure esa sensación, es volver.
El ser humano puede viajar en el tiempo. Con sólo la maquinaria interna y profunda de los sentidos y sonidos.
Podemos volar a cualquier momento.
Volver a casa.
Nos sobran fracciones de segundo.