martes, 18 de agosto de 2009

Cacahuetes

2:05 de la madrugada. Alterada por varias cosas que navegan por mi cabeza no puedo dormir. No es raro. Lo inusual sería tirarme en la cama y caer en brazos de Morfeo al instante. Pero después de todo, en cuanto el sueño acude a mi encuentro puedo levantarme a las tantas y en dos horas volvera caer en mi cama a disfrutar de una siesta. No se si es normal dormir mejor por el día que por la noche pero me ocurre a diario, aunque algún día esporádico consiga mantener un horario de sueño como el del resto de la gente. Pero hoy estoy haciendo algo diferente al resto de las horas de insomnio habituales: Escribir para quizás conseguir cansar mi mente hiperactiva y por unas horas no ser consciente de la opresión permanente en mi pecho, pero esa es otra historia. En muchos años no he sido capaz de escribir una palabra despuésde que los fantasmas enfrentados en cada texto consiguieran ganar la batalla y desesperarme cada noche con el poder de su crueldad. Únicamente he sido capaz de escribir alguna carta de amor ocasional nunca entregada, enterrando así sentimientos que quizás hubieran conseguido alargar agonías y arrepentimientos por descubrir mis debilidades a alguien ajeno. Aunque haya sido capaz de, en ocasiones a traducir alguno de esos pensamientos del corazón oralmente, eso se puede olvidar, se lo puede llevar el viento, pero no quise ser la culpable de un hecho demostrable firmado de mi puñoy letra y que puede quedar como testigo durante mucho tiempo; meses, quizás años. Puede quedar en el recuerdo olvidado en un cajón y al cabo del tiempo ser rescatado y recordado con cariño, pero no me fío del destino e inconscientemente mis relaciones “amorosas” (por llamarlas de algún modo) ,suelen acabar de forma violenta seguramente por mi culpa o porque quizás no encuentro personas que comprendan mi manera de ser, la verdad que bastante complicada y caótica.Mis temporadas de mal humor suelen ser habituales cuando algo altera mi vida,sobretodo relacionado con este tipo de cosas. Estoy convencida de que mi alma se rinde antes de empezar la batalla. Demasiado me cansa luchar por algo que doy por perdido desde el principio o desde que me doy cuenta que doy más que recibo. En momentos de lucidez me decido a armarme de valor y echarle “un par de huevos” pero en seguida se me pasa, no vaya a ser que arriesgue demasiado y luego sufra más consecuencias de las que ya doy por hecho sufriré. Eso si, no me callo, o por lo menos he vuelto a coger el hábito de confesar las cosas mal y pronto para así ahorrarme el campeonato y pasar lo peor casi cuanto antesmejor. Por otra parte, doy por hecho que callarme unos meses es poco tiempo,pero como yo soy de ver las dos caras de la moneda y el perfil, pues mañana me parecerá una eternidad y una exageración innecesaria que NO VOLVERÁ A PASAR NUNCA. Juro que antes de abrir el Word no quería tocar este tema. Es lo que tiene ser impaciente, inquieta y desequilibrada mental. Pero ahora voy a tener un perro y esto se acabó. Bien educado claro, con sus trucos de hacerse el muerto y dar la pata (pero solo conmigo).

2 comentarios:

  1. Q excelente relato¡¡.....muy bn trabajado.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias,oye cómo puedo ver tu blog? esq soy nueva en esto y estoy un poco perdida xD

    ResponderEliminar